El contrapersonaje, el muro de lamentaciones, el psicólogo improvisado sobre el que Quique escuda sus argumentos, es el camarero de un bar moderno que escucha atentamente mientras guía y aconseja sobre las pésimas soluciones aportadas por él. Y mientras, Andrea, actriz principal de la obra, aparece y reaparece en marcos temporales para echar por tierra todas las teorías empleadas por Quique. Por último, y para terminar de dinamitar la disyuntiva hombre y mujer que decora el hilo argumental, aparece Noemí, que no dudará en situar a Quique como un absoluto imbécil con la guerra a medio perder.

Huyendo de la saturada guerra de sexos, el texto baila entre una serie de situaciones en la que el espectador se siente identificado e incluso hasta ridiculizado, ya que pese a que el amor es el serio sentimiento que mueve el mundo, puede llegar a derivar en cuestiones hilarantes, ingeniosas y cómicas vistas desde fuera.

TAO pretende desnudar el toque dramático de una ruptura para desembocar en una serie de fofogramas dinámicos y cotidianos, con el único objetivo de arrancar al espectador una sonrisa de complicidad.

Para esta ocasión, TAO ha contado con el siguiente reparto:

- QUIQUE: Jose Manuel Fernandez

- ANDREA: Silvia García

- CAMARERO: Orencio Frutos

- NOEMI: Marta Martínez

Como ya pasó con La Sombra del Navegante, TAO ha contado con la mano profesional de Juan Carlos Pastor y D&CAE para el diseño y el desarrollo de la escenografía respectivamente; EVA BRIZUELA para el vestuario; RAQUEL MORENO en prensa; JUAN CARLOS LLANOS para el diseño del espacio sonoro; NACHO RECIO para el diseño gráfico; y todo ello orquestado y dirigido por el director de la compañía JUAN CASADO, con la ayuda y el criterio de MANUEL RAMIREZ. Sin olvidar la paciencia, la aportación, y el cincelado del resto de los componentes de TAO.